No todas las
decisiones de nuestra vida son iguales. Las hay que no repercuten mucho en
nuestro futuro. Pero también hay otras de las que depende tu porvenir y al
tomarlas está mucho en juego. Sea cual sea el tipo de la decisión, casi siempre,
tienen una característica común y es que son difíciles de tomar. Ojalá todas
fueran obvias y simples, donde nosotras somos las reinas de la situación,
tenemos las ideas claras y gobernamos sobre las circunstancias. Pero entonces
no sería necesario en absoluto adentrarse en las profundas meditaciones de “¿qué
hago?”. No sería necesario buscar consejo y asesoramiento de amigos y
familiares. No sería necesario buscar inconscientemente a la gente con
situaciones parecidas. Ni siquiera haría falta hacerse ninguna pregunta a sí
misma. Pero sin embargo, tu agotada mente te encauza una y otra vez a esto
mismo desde que abres los ojos por la mañana. Cuando te suceda esto y cuando te des cuenta
de que estás confusa, preocupada y titubeante, significa que estás ante una Decisión
con letra capital.
Siempre hay
solución. En cualquier tipo de decisiones podemos actuar de las siguientes formas:
Decidir rápido y cambiar de opinión
rápido. Esta sería
la forma perfecta, por ejemplo, para comprarse un vestido. Te decides rápido
por un vestido y si cambias rápido de opinión, lo cambias por otro. Obviamente no
es la fórmula perfecta cuando se trata de las Decisiones con letra capital.
Decidir lento y cambiar de opinión
rápido. A mi parecer,
es la forma más absurda de tomar cualquier tipo de decisiones, incluso cuando
se trata de comprarse un vestido. Es cuando gastas una inmensa cantidad de tu
valioso tiempo para decidir cuál es el vestido que finalmente te vas a llevar.
Pero el desenlace de toda esta elección es un cambio radical y repentino de
este vestido, que tanto te costó elegir, por otro. Esta forma de decidir se
puede utilizar cuando vas de compras en la mismísima cumbre de las rebajas.
Pero no para otro tipo de decisiones y menos todavía para esta decisión única y
especial con letra capital. De hecho, en las decisiones vitales cuando quieres
cambiar de opinión, en muchas ocasiones, ya es demasiado tarde. Las situaciones
creadas, como consecuencia de estas decisiones, son irreversibles. Por eso son tan
complejas y difíciles de tomar. La imposibilidad de vuelta atrás para cambiar
algo o reconstruir todo tal y como estaba antes, produce MIEDO. Este es el
hostil rival que se esconde en nuestro interior y no permite que podamos tomar estas
decisiones con letra capital de forma libre y espontánea. Incluso, a menudo, no
deja avanzar en la vida porque de la toma de esta decisión depende de si
avanzas o te anclas en el mismo lugar.
Pero todavía
queda otra forma de la toma de las decisiones y es decidir lento y no cambiar de opinión NUNCA. Podría también indicar
la forma de decidir rápido y no cambiar
de opinión nunca, pero me parece que es tan idílica que si tomáramos la
decisión rápidamente sin cambiar de opinión, sería una decisión fácil en la que
tenemos todo muy claro. Pero estamos hablando de las decisiones que generan grandes
dudas. Por lo tanto, creo que queda tan solo una opción y es decidir lento y no cambiar de opinión NUNCA.
Pensándolo bien, esa forma habla por sí sola y advierte que no debemos
darnos prisa en tomar la decisión. Por ello, mi consejo es, TÓMATE TU TIEMPO.
Todo el que creas necesario. Aunque hay circunstancias en las que fecha límite
llega y no te puedes escapar. El tiempo coacciona y apresura. Pero de todos
modos, e incluso en estos casos, tómate todo el tiempo que puedas. Valora bien
las consecuencias tanto en una dirección como en otra. También muy importante,
toma tu Decisión con letra capital, partiendo de la idea que la opinión no se
cambia a posteriori. Tiene que ser una decisión firme. Ya que esta decisión posee
un alcance importante sobre tu futuro, es tu responsabilidad escoger la opción
más correcta. No se puede decir la opción válida porque en el juego de la vida
nunca puede haber una sola alternativa que sea la correcta. Como no hay solo un
color gris, hay muchas tonalidades del gris. Pues alternativas también puede
haber varias que sean buenas, pero tú has de escoger la mejor para TI. Esto
también es crucial, PARA TI. Es cierto que puede haber otras personas
involucradas y estás teniendo en cuenta la influencia de tu decisión sobre los
demás. Somos seres sociales y siempre contamos con las personas que nos rodean.
Sin embargo, en las ocasiones de dilemas peliagudas centra tu atención en TI y
en la opción más favorable para ti. Porque al fin y al cabo, eres tú la que vas
a vivir con tu decisión tomada y las consecuencias serán mayor sobre tu vida,
ya que la decisión es tuya y de nadie más. ¿Pero cómo lograr decidirse y ya no
cambiar de opinión? ¿Cómo ser tan firme en este asunto que no hace más que
desestabilizar? Pienso que será más fácil si centramos la atención en que la
vida va a seguir su curso. No va a terminar. Seguirá, con este giro absoluto e
inapelable, pero seguirá. La especie del ser humano ha sobrevivido y ha podido
dominar las adversidades gracias a su capacidad de ADAPTACIÓN. Tú también
tienes esta capacidad innata. Tienes la habilidad de adaptarse a los cambios y
esta misma habilidad te protegerá frente a eso a lo que ahora tienes tanto
miedo. Entonces la única forma de poder tomar una decisión, por muy grande y
peligrosa que sea ésta, es DAR EL PASO. Todo lo demás irá sobre la marcha.
Conozco esta sensación de impotencia e indecisión porque a lo largo de nuestra
experiencia vital adquirimos más miedos a las decisiones por haber tomado
algunas equivocadas en el pasado. El futuro ARREPENTIMIENTO es el sentimiento que
también engendra MIEDO atroz en nuestro interior, al igual que el darte cuenta
de que la decisión es irreversible. El arrepentirse de haber tomado una
decisión puede ser terrible y torturar durante años. Por ello, a la hora de DAR
EL PASO hay que tener previsto las consecuencias que van a surgir de ello. Por eso
no tomamos la Decisión con letra capital utilizando los dados o monedas.
REFLEXIONAMOS Y LLEGAMOS A UNA CONCLUSIÓN. Hay que tener claro que en el juego
de la vida se pierde en algunos aspectos, pero se gana en otros. Tampoco vamos
a pretender ser ganadoras infalibles. Por último y para resumir, para no
quedarse con las mismas dudas, decir que DAR EL PASO es la clave para tomar la
Decisión con letra capital, pero llegado este momento, ya debes haber
desgastado todo el TIEMPO que podías para sopesar y valorar las posibles
consecuencias. Aun así nadie te puede asegurar una victoria absoluta, y nadie
te asegura que le ganarás la partida al arrepentimiento. Puede que te vuelvas a
equivocar. Pero seguro que si deseas realmente ganar la batalla de la vida y
llevar como obsequio la FELICIDAD, tendrás que equivocarte muchas veces antes
de, por fin, lograr tu Decisión con letra capital correctamente tomada. JUEGA,
VIVE, Y ACERTARÁS.
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