“¿Estará
con otra? ¿Estará mirando a esta chica pensando en lo guapa que es? Se retrasa,
eso es que está con otra. No me habla por el watsup, pero se conecta, eso es
que habla con otras.” – éstas son algunas de las reflexiones que más de una
está teniendo en este preciso instante. Pero no vienen a ser tan solo
reflexiones, sino que vienen acompañadas de sentimientos, sentimientos atroces,
los celos. Estos sentimientos es la catástrofe para tu alma y para tu relación,
por supuesto. Los celos nunca son silenciosos. Los celos siempre acaban en
estallar, son bombas de relojería. Cuando llega este querido al encuentro
contigo o a casa, en el caso de que ya viváis juntos, lo que haces es
atormentarlo con preguntas. Te conviertes en el inspector criminalista que
interroga al sospechoso. Pero tú no vas a hacer una investigación con respecto
a si él te ha engañado. ¿O sí? No creo que llegues a tal punto de perturbación.
¿Entonces de qué va a servir todo este interrogatorio? Te diré la respuesta
porque es sencilla. Y para lo único para lo que puede servir es para
desperdiciar vuestro valioso tiempo. Estos minutos, estas horas, estos momentos
que tenéis los vais a convertir en este inútil interrogatorio. Vais a gastar
este preciado momento de poder estar juntos en una estúpida guerra. Está claro
que los hombres no son precisamente seres de confianza. ¿Pero vas a torturarte
con las adivinanzas? Yo pienso que en definitiva es mucho mejor dejarse llevar,
ser libre de los lastres de celos y los desastres sentimentales a los que
conducen. No te castigues a ti misma con esta pesada carga. ¡Qué haga lo que
quiera! Esto no puede quitarte ni una pizca de felicidad. Si la infidelidad os
ha de tocar a vosotros eso pasará y no lo podrás evitar. No luches más.
¡Relájate! ¡Vive en paz! Tu tranquilidad es más valiosa que el ser o no ser
engañada. Esto no te cambiará como persona, no te matará. ¿De qué tienes miedo?
¿A caso se han acabado los hombres en el planeta? Si éste resultará ser un
cerdo traidor, que así sea, el otro puede que sea mejor. Y además tampoco hay
nada malo en estar sola o en perdonar a este pobre desgraciado que no sabía lo
que hacía. Sea cuál sea tu postura con respecto a la infidelidad, bajo ningún
concepto puede quitarte tu felicidad. No hace falta estar cavilando sobre
cualquier cosa sospechosa. ¿A caso eso te hace feliz? Es posible lograr la
indiferencia hacia este acto tan sucio como la infidelidad. Tenemos que verla
tan normal como el de lavar la boca todas las mañanas. Eso está a la orden del
día. Todos los días, los hombres más cultos, más educados, más familiares, más
caballerosos cometen este acto y seguirán haciéndolo. No vas a ser tú la que
llegues ahora a cambiar las reglas, ni tampoco cambiarás el mundo, pero no por
eso tienes que ser una infeliz y una obsesa posesiva. Ocupa tu cabeza con cosas
más importantes, cosas más interesantes y que produzcan euforia y entusiasmo.
No le des más vueltas a algo que no merece tu atención. ¿Qué más da que te esté
engañando? Ya lo descubrirás en su debido momento. Estas cosas nunca pasan
desapercibidas. Te enterarás. Pero no hace falta ir detrás de ello, buscándolo
y descubriéndolo a toda costa. Y si no te está engañando, pues perfecto. O
quizá nunca te enteres, ¡pues vendita ignorancia! Lo más importante ¡Vive!
¡Ama! ¡Confía! Los celos tan solo son tu verdugo. No conseguirás ni descubrir
el engaño de este modo, ni conseguirás castigar al culpable. Tan solo te
castigarás a ti misma. No seas tan cruel contigo misma. Déjate vivir en paz a
ti y con ello tu hombre también vivirá más tranquilo y relajado. Su paso a tu
lado se convertirá en algo agradable, en un paseo por un camino de pétalos de
flores. No conviertas este paso en un paso por las espinas. Tú eres la
creadora. Eres mujer. Una hada hechicera que de cualquier cosa hace el doble. Tú
un poco de alegría puedes convertir en felicidad, tú una casa puedes convertir
en hogar, tú a un hombre puedes convertir en héroe. Lo multiplicas todo.
Imagínate lo que puedes hacer con un poco de disgusto, lo puedes convertir en
un agujero negro de tristeza y amargura. Usa tus poderes para crear y
multiplicar el bien. Los hombres… Pues ellos que hagan lo que quieran. También
son criaturas de Dios y también merecen ser felices. Si él, tu querido, eligió
el camino de infidelidad y engaño es porque así lo deseó, así lo quiso. Ahora,
la decisión de seguir a su lado siempre está detrás de ti. Solo tú eliges si
estás hoy con él o no. Y espero que lo que te une a él realmente sea una
decisión y no una dependencia. De lo contrario estás perdida. Tú eres única y especial.
Tú tienes carácter y personalidad. El hecho de estar con alguien ha de ser una
decisión. Una decisión que siempre puedes cambiar. No hay circunstancias en
esta vida que te hagan feliz o al contrario. No hay personas que lo hagan
tampoco. Tan solo hay una única cosa que te brinda la felicidad y es tu
interior, tu alma. Es tu percepción y tu actitud ante las circunstancias y
personas las que hacen de ti una desgraciada o una persona feliz. Cuando
reconozcas este hecho serás alguien indestructible. ¿Cómo puede algo como
infidelidad afectar a tu mundo interior, cómo puede perturbar tu alma? Pero la
decisión siempre es tuya.
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